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lunes, 12 de febrero de 2024

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Los principios que guían la inteligencia emocional son: 

  • Ser consciente de los propios sentimientos y de los sentimientos de los demás 
  • Mostrar empatía y comprender los puntos de vista de los demás 
  • Hacer frente de forma positiva a impulsos emocionales y conducta, y aprender a regularlos 
  • Plantearse objetivos positivos y hacer planes para alcanzarlos 
  • Utilizar dotes sociales positivas para relacionarse con los otros. 

Los psicólogos americanos Elias, Tobias y Friedlander, que propusieron estos principios, nos proponen un método para la resolución de problemas basado en la inteligencia emocional. Este método se llama STOPP SPA (por las siglas de sus 8 pasos), y puede aplicarse a todos los problemas de la vida cotidiana y a la planificación de objetivos. 

Estos son los pasos del método STOPP SPA: 

Los Sentimientos me estimulan a actuar con la debida reflexión: Es importante conocer y pensar en nuestros sentimientos, para reconocer el problema realmente. Esos sentimientos no deben ser el final del proceso del problema, sino el principio para detectar la existencia del problema y empezar a pensar en su planteamiento para su resolución. Preguntas: ¿Cómo te sientes? ¿Qué sentimientos experimentas? ¿Cómo crees que se siente el otro o los otros afectados? 

Tengo un problema: Admitir que el problema existe, independientemente de quien sea el culpable. Si el problema existe, seguro que hay algo que puede hacerse para resolverlo o mitigar sus efectos negativos. No ayuda a su resolución ignorar el problema o centrarnos en los sentimientos negativos hacia el problema o hacia el culpable. Preguntas: ¿Qué pasó exactamente? ¿Qué pasó antes? ¿y después? ¿Qué hiciste? ¿Cuál es el origen del problema? 

Mis Objetivos me proporcionan una guía: Plantearse los objetivos es algo de vital importancia (insistiremos en esto más adelante). Consiste en conocer clara y explícitamente qué es lo que queremos. Los objetivos deben ser razonables y debemos tener paciencia para conseguirlos (recuerde lo de "diferir las gratificaciones"). No podrán conseguirse todos ellos rápidamente. En este punto, hacer una lista por escrito de nuestros objetivos resulta de gran ayuda. Preguntas: ¿Qué te habría gustado que sucediera? ¿Qué te gustaría que sucediera ahora? ¿Cuáles son tus objetivos? 

Pienso en qué cosas puedo hacer: Buscar todas las posibles acciones que puedan servir para conseguir los objetivos. Cuantas más soluciones potenciales se tengan, mejor, pues como dicen ellos mismos "la vida es compleja, y rara vez existe una respuesta clara y concisa a un problema determinado". Preguntas: ¿Qué has pensado que puedes hacer? ¿Puedes hacer más cosas? 

Preveo el resultado: Este punto puede hacerse a la vez que el anterior. Para cada acción debe pensarse también sus consecuencias, para así estar en mejor disposición de ejecutar el punto siguiente. Preguntas: ¿Intenta ver qué pasaría si haces lo que has pensado? ¿Qué podría pasar? ¿Qué podrían hacer los demás involucrados? 

Selecciono la mejor opción. Preguntas: De las acciones pensadas, ¿Cuál es la mejor para aplicarla primero? ¿Cuál crees que te llevará a conseguir el objetivo deseado? 

Planeo cómo proceder, me anticipo a los escollos, practico y persevero: Una vez determinadas las acciones a efectuar, conviene planificarlas, ensayarlas (si procede), pensar como solucionar posibles errores que puedan ocurrir y, ante todo no rendirse si las cosas no salen como nos gustaría. Preguntas: ¿Cómo vas a ejecutar la acción elegida? ¿Que harás si las cosas no salen como tú esperas? ¿Qué posibles inconvenientes o trabas puedes encontrar? 

Advierto qué ha sucedido, y ahora ¿qué?: Este último punto es el que evalúa los resultados de nuestro plan. Nada garantiza su éxito, pero del fracaso deben obtenerse conclusiones interesantes, para volver a empezar un nuevo STOPP SPA. 

Un aspecto muy importante de este método es que nos obliga a detenernos ante un problema, identificándolo y no quedándonos paralizados sin saber dar una respuesta, sino que promueve la búsqueda activa de soluciones, evitando los sentimientos negativos (ira, ansiedad, frustración, desesperanza) que nos produce pensar en los problemas sin generar posibilidades de acción.